viernes, 1 de noviembre de 2013

PATAGONIA EXPRESS - Luis Sepúlveda

“Patagonia Express” escrito por Luis Sepúlveda tiene las caracteristicas formales de la escritura de viaje y las historias son presentadas como apuntes. La novela está dividida en cuatro partes:
- Apuntes  de un viaje a ninguna parte -
  El autor en la primera parte cuenta algunas anéctotas de su infancia en Santiago de Chile y de su     abuelo,  andaluz y  anarquista. El viaje a ninguna parte es una forma simbolica de llamar a las cárceles de Pinochet, donde sufrió el  encierro y la tortura.
- Apuntes de un viaje de ida -
  En esta parte Sepúlveda cuenta lo que occurrió en un recorrido por varios países de América 
  Latina, como Argentina,  Brazil, Bolivia, Ecuador y Colombia. Un viaje que él hizo después de  dejar  la carcel y antes de exliarse en Europa.
- Apuntes de un viaje de regreso -
  In esta parte el escritor  cuenta cuando regresa a su país después de muchos años de exilio,    
  buscando   encontrar lo que había dejado ventiocho años antes. En particular el viaje de regreso   
  se centra en la Patagonia chilena y argentina.
- Apuntes de un viaje de llegada -
  El viaje a Martos, un pequeño pueblo andaluz en el que había nacido el abuelo de Sepúlveda y al  
  que había   prometido algun día de ir. En este pueblo el autor encuentra inesperadamente a un su 
  tío, cuya existensia no conocía.
Hay también una introducción , titulada “ Apuntes sobre estos apuntes” en el que el autor explica: 
Lo he titulado Patagonia Express, como un omenaje a un ferrocarril que, aunque ya no existe, pues la poesia se declara poco rentable en nuestros días, continúa viajando en la memoria de los hombres y mujeres de la Patagonia. Les invito a acompañarme en un viaje sin itineraio fijo, juntos a todas estas personas estupenda che apresen con sus nombres , y de las que tanto aprendí y sigo aprendiendo.”
“El viaje a ninguna parte “ es la parte  que más me llamó la atención, en la que Sepúlveda explixa que quien le ortorgó el pasaje para viajar fue su abuelo y como la forma de ser de este influyó mucho en su vida. El abuelo lo ingresó en la ideología de izquierda cuando le entregó un libro famoso en aquellos tiempos: 
"Lo vi salir con un libro de formato pequeño. Me llamó a su lado, y mientras lo escuchaba leí el lomo del libro: Así se templó el acero. Nicolai Ostrowski.
- Bueno, mi niño. Este libro lo tienes que leer tú mismo, pero antes de entregártelo quiero de ti dos promesas.
- Las que quiera, Tata.
-Este libro será una invitación para un gran viaje. Prométeme que lo harás.
- Lo prometo. Pero, ¿a dónde viajaré, Tata?
- Posiblemente a ninguna parte, más te aseguro que vale la pena.
-¿Y la segunda promesa?
- Que un día irás a Martos.
-¿Martos? ¿Dónde queda Martos?
- Aquí -dijo golpeándose el pecho con una mano”.
Su abuelo le inculcó unas ideas que iban a marcar su destino durante toda su vida. Luego de esto, el camino de Sepúlveda no fue nada fácil.
"La lectura de Así se templó el acero, lectura por cierto lenta y llena de consultas, se encargó de conducirme por primera vez a la región donde los sueños se llaman ninguna parte" .
Pero el pasaje que su abuelo le entregó, era el pasaje hacia ninguna parte, pues todos sus amigos tendrían rumbo fijo en la vida, y Sepúlveda sólo tenía que aspirar a "no moverse de su puesto de combate". Fue entonces, en este momento, en que la dictadura chilena le tocó de cerca. En 1973, el gobierno del presidente electo democráticamente por el pueblo chileno, Salvador Allende, fue sacado del poder de manera cruenta por quien todos conocen ya como uno de los dictadores más sangrientos que ha tenido América Latina: Augusto Pinochet.
Por fin, en junio de 1976, el autor sale de la prisión, y según sus palabras, esa era la fecha en que se había acabado el viaje "a ninguna parte". Su tristeza fue saber que muchos de los compañeros que había conocido se quedaron dentro y fueron asesinados por los militares.
El libro comienza con el abuelo, y termina con el abuelo, porque al final  Sepàulveda  va a visitar el pueblo de su abuelo en España. En aquel momento sucedió como si el autor  hubiera cumplido con una promesa religiosa que le había hecho a su abuelo. Fue emocionante el final. Creo que cuando su abuelo le dijo que buscara a Martos y que el lugar estaba en el corazón de él (o sea, del abuelo), era una encomienda que le estaba haciendo el abuelo de que algún día él tenía que visitar su país por él. Aquí entonces terminaba el viaje emprendido por Sepúlveda en el imaginario Patagonia Express.

2 comentarios:

  1. No cabe duda que tanto la vida del autor como los países que explora tienen un cierto atractivo. Pero leyendo este post, querida Bea, me di cuenta de que la vida de cada uno de nosotros es un viaje sin itinerario, con sorpresas, accidentes, compartimos nuestro camino con personas interesantes, malas, cariñosas, etc.y siempre en búsqueda de algo. Besos y hasta pronto :-)

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    1. A estas horas de la tarde después de una dura jornada, leo con sumo gusto lo que habéis escrito las dos, Beatriz y Mª Teresa. Os doy razón a ambas: a una porque este libro me gusta siempre que lo abro y leo algo, a la otra porque yo veo la vida como un camino con curvas y nunca sabemos lo que aparecerá tras la curva.
      Hasta el jueves, un saludo.
      Vict

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