El dictador argentino Jorge Rafael Videla ha muerto este viernes a los 87 años en la cárcel bonaerenese Marcos de Paz, donde cumplía cadena perpetua.
Jamás, el dictador se arrepintió.
A proposito os invito a leer, lo que el gran maestro Mario Benedetti
supo transmitirnos en esta brevedad de cuento, donde la historia latinoamericana está descrita en pocas palabras, y se encuentra toda la sabiduría del perdón.
Mario Benedetti
Historias de fantásmas
Los dos fantasmas,
uno azul y otro blanco, se encontraron frente a la caverna consabida. Se
saludaron en silencio y avanzaron un buen trecho, sin pisarse las sábanas, cada
uno sumido en sus cavilaciones. Era una noche neblinosa, no se distinguían
árboles y muros, pero allá arriba, muy arriba estaba la luna.
-Es curioso- dijo de pronto el fantasma blanco-, es curioso cómo el cuerpo ya no se acuerda de uno. Por suerte, porque cuando uno se acordaba era para que sufriésemos.
-¿Sufriste mucho?-preguntó el fantasma azul.
-Bastante. Hasta que lo perdí de vista, mi cuerpo tenía quemaduras de cigarrillos en la espalda, le faltaban tres dientes que le habían sido arrancados sin anestesia, no se habían olvidado cuando le metían la cabeza en una pileta de orina y excremento, y sobre todo se miraba de vez en cuando sus testículos.
-Oh-fue la única sílaba que pronunció o pensó o suspiró el fantasma azul.
-¿Y vos?- preguntó a su vez el otro-.¿También tu cuerpo te transmitía sufrimientos?
-No tanto mi cuerpo sino el de los otros.
-¿De otros? ¿Acaso eras médico?
-No precisamente. Yo era el verdugo.
El fantasma blanco recordó que allá arriba, muy arriba, allá estaba la luna. La miró sólo porque tenía necesidad de encandilarse. Pero la luna no es el sol.
Con una punta de su sábana impoluta se limpió la brizna de odio. Luego se alejó, flotando, blanquísimo en la niebla protectora, en busca de algún Dios o de la nada.
-Es curioso- dijo de pronto el fantasma blanco-, es curioso cómo el cuerpo ya no se acuerda de uno. Por suerte, porque cuando uno se acordaba era para que sufriésemos.
-¿Sufriste mucho?-preguntó el fantasma azul.
-Bastante. Hasta que lo perdí de vista, mi cuerpo tenía quemaduras de cigarrillos en la espalda, le faltaban tres dientes que le habían sido arrancados sin anestesia, no se habían olvidado cuando le metían la cabeza en una pileta de orina y excremento, y sobre todo se miraba de vez en cuando sus testículos.
-Oh-fue la única sílaba que pronunció o pensó o suspiró el fantasma azul.
-¿Y vos?- preguntó a su vez el otro-.¿También tu cuerpo te transmitía sufrimientos?
-No tanto mi cuerpo sino el de los otros.
-¿De otros? ¿Acaso eras médico?
-No precisamente. Yo era el verdugo.
El fantasma blanco recordó que allá arriba, muy arriba, allá estaba la luna. La miró sólo porque tenía necesidad de encandilarse. Pero la luna no es el sol.
Con una punta de su sábana impoluta se limpió la brizna de odio. Luego se alejó, flotando, blanquísimo en la niebla protectora, en busca de algún Dios o de la nada.
Siempre delicado eres gaetano en elegir los cuentos. No sé si el pueblo argentino perdonó a su dictador tras un sufrimiento que nosotros no podemos imaginar.
ResponderEliminarPienso que el perdono es un don de Dios con la voluntad de la persona de pedírselo.
Por lo que se refiere al fantasma me llama la atención su bondad y el deseo de ir más allá...
M.teresa
De este cuento me gusta mucho que el alejarse del cuerpo procure al fantasma un gran alivio, tanto si es el de la víctima como el del verdugo, creo intuir.
ResponderEliminarBuena elección.
Un saludo,
Victoria
Me ha gustado mucho el cuento de Mario Benedetti, me ha hecho reflexionar muchisimo, yo no sè si Argentina ha perdonado a Videla y a sus "companeros", pero por cierto no lo han hecho las Madres de Plaza de Mayo ni tampoco las Abuelas. Os consejo sobre el argumento un libro escrito de Massimo Carlotto que se titula "Le irregolari. Buenos Aires horror tour", un libro muy muy interesante, que se lee muy rapido y que nos ayuda a conocer mejor lo que pasò a Argentina con sus desaparecidos...lo que me llamò la atencion cuando fui alli es que nadie hablaba de este asunto, parecia no haber pasado nada, en cambio a Chile hay un monumento a los desaparecidos para que nadie se olvide.
ResponderEliminarperdonad, no he puesto mi nombre, soy Daniela
ResponderEliminar